El comienzo de una nueva etapa

Y llegó el día tan esperado. El 8 de septiembre de 2025 ingresé en la residencia de la Fundación ONCE del Perro Guía para acoger a mi cuarto compañero de cuatro patas, con la misma ilusión que sentí al recibir al primero.

Después de una larga espera de año y medio, tocaba volver a empezar, reinventarnos y asumir otro cambio en mi vida: tanto en el plano de la movilidad más segura como en la convivencia con un ser vivo tan especial.

Entre dudas y certezas

Confieso que esta situación me daba algo de pereza. Uno se acomoda al bastón blanco y, aunque no hay comparación entre ambas opciones de movilidad, se instala en la zona de confort: menos rutas, más taxis y más compañía de personas videntes. Todo ello te lleva a preguntarte qué hacer ante la llegada de este gran cambio: ¿estaré preparado, tanto física como mentalmente?

Es un cambio que afecta a toda la familia y a muchos hábitos que ya habías modificado. Hay que sacar al perrito para que haga sus necesidades, y ya no puedes remolonear en la cama. Surgen dudas ante la nueva aventura, pero en el fondo sabes que vas a ganar mucho, y sobre todo, que te va a activar en muchos sentidos.

El cachorro y la memoria

Hay que tener en cuenta que llega a tu vida un cachorro que no para quieto, mientras tú tienes diez años más que cuando recibiste al anterior. Además, se nos olvida lo que implica la adaptación progresiva y gradual para formar adecuadamente esa unidad de la que tanto se habla en la escuela de perros guía.

Momentos que marcan

Algunos momentos de esta aventura se recuerdan siempre:

  • El encuentro con más personas ciegas de todo el país, muchas de las cuales siguen siendo grandes amigas.
  • El instante en que te comunican que te ha tocado un perro, con su nombre característico, color y sexo.
  • El momento mágico en el que el instructor lleva al nuevo compañero a tu habitación y se produce el primer encuentro, cargado de emociones.

Ya estás deseando volar con él, y ese primer paseo es espectacular. Aunque suelen tirar mucho al principio, enseguida ves las posibilidades de tu perro. En mi caso, esa primera caminata con Timón me llenó de ilusión al comenzar una aventura apasionante junto a él.

Rutinas, vínculos y aprendizajes

No es un proceso fácil. En la residencia, el tiempo que pasamos allí está lleno de rutinas, obediencia, progreso gradual y la construcción de un vínculo que se va gestando día a día, sin prisas, superando cada fase satisfactoriamente.

Impresiona ver el ingente número de profesionales de la FOPG (Fundación ONCE del Perro Guía) que intervienen para que todo funcione adecuadamente y ese pequeño ser vivo se convierta en nuestros ojos, y quizás también en nuestro ángel de la guarda.

Es necesario agradecerles a todos por su trabajo, y también a quienes cuidan de nosotros en la residencia, procurando que nuestra estancia lejos de la familia sea lo más confortable posible, con cariño y amabilidad.

El cierre del círculo

No quiero olvidar otro de esos grandes momentos que se viven a flor de piel: cuando viene a conocernos la familia educadora que convivió con el perro durante un año. Es muy bonito comprobar la gran labor desinteresada que realizan, con toda la carga emocional que supone cederlo después de tanto tiempo juntos.

Ese día se cierra el círculo: nos encontramos los educadores, el instructor y cada persona ciega con su perrito, y parece que ese puzle complejo se completa para que cada uno continúe en su entorno, reforzando todo lo que ese cachorro ha aprendido.

Un nuevo compañero de vida

Y, por último, llegas a casa con tu pequeñín y todo son descubrimientos. Familia y amigos quieren acariciarlo y conocerlo, porque ha entrado en nuestras vidas de repente.

Aunque suene tópico, si un perro es el mejor amigo del hombre, en este caso el perro guía es parte de nosotros. Vive y comparte contigo lo bueno y lo malo, y aprendes mucho con él. Su fidelidad, entrega y bondad te hacen rejuvenecer y volver a empezar en la vida. Pero, sobre todo, te hacen mejor persona al mostrarte, desde el silencio, todo lo que te aporta y cómo, junto a él, llegarás lejos.

Gracias, Timón, por aparecer en mi vida.

Presidente de Letras Inclusivas.