Los caballos no van a la guerra

Los caballos no van a la guerra

I Cogió un cuenco pequeño, lleno de un líquido marrón que recordaba al chocolate. Bebió y volvió a meterse en las sombras frescas del tipi, entre pieles limpias, recién cambiadas. Un par de horas después, se levantó y se marchó en busca de los caballos. Sabía que...